El efecto Poetzl fue descrito en 1917 por el psicólogo científico de la Escuela Vienesa de Neurología y Psiquiatría Otto Poetzl (1877–1962). Observó que los pacientes con las áreas visuales del cerebro lesionadas tendían a desarticular las imágenes que les mostraban. Preguntados un tiempo después por lo que habían visto, transmitían una información parcial de aquellos elementos de la imagen que no tenían consciencia de haber visionado. Al mismo tiempo, observó en sujetos sanos bajo el mismo experimento, que cuando se les pedía que dibujaran lo que habían visto, aquellos aspectos que sus dibujos no reflejaban aparecían más tarde cuando se analizaban los sueños producidos en esa noche.
La conclusión de Poetzl fue que los elementos que no habían sido objeto de atención aparecían en sueños como una especie de estímulo subliminal. Así, concluyó que cuando no centramos nuestra atención en un estímulo supraliminal, este actúa como si fuera subliminal.
Este efecto es uno de los pilares sobre los que algunos publicitarios han construido las técnicas de publicidad subliminal. Estas controvertidas estrategias se han utilizado para hacer llegar un mensaje que consiga aumentar las ventas de un producto sin que el receptor sea consciente de ello. Apenas unos milisegundos de exposición a un estímulo subliminal es más que suficiente para que nuestro cerebro registre los elementos que no hemos percibido de forma consciente.
Posteriores experimentos demostraron que el efecto Poetzl no solo funcionaba con exposiciones de corta duración. Las imágenes que tenían objetos camuflados y se mostraban por tiempo más prolongado generaban también el efecto Poetzl. Los psicólogos Wolitzky y Klein llevaron a cabo un experimento en 1966 que lo demostró. Es conocida la imagen en la que se muestra un pato formado por los contornos de las ramas de un árbol, que actúa como figura perceptualmente dominante. La figura del pato que no percibieron de forma consciente influyó mucho en cómo describían el contenido de imágenes posteriores que se les mostraron.
Está técnica de estímulos camuflados o emborronados se ha utilizado ampliamente en publicidad, a sabiendas de que estos mensajes se hacen efectivos en sueños o en cualquier momento de las semanas posteriores a la exposición.