Cuando hablamos de manipulación mediática, la primera persona que nos viene a la cabeza es Noam Chomsky, ya que se le atribuye la famosa lista de “Las 10 estrategias de manipulación mediática”.
Tiene sentido, porque Chomsky es profesor emérito del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts). Sus planteamientos en el terreno de la lingüística, considerados revolucionarios, son conocidos en todo el mundo, así como su incansable defensa de la democracia, la libertad y la autodeterminación.
Es autor de docenas de libros, pionero de la lingüística generativa y transformacional y recibió en 1988 el Premio Kyoto de Ciencia Básica, creado para “honrar a quienes han contribuido al desarrollo científico, cultural y espiritual de la humanidad”, destacando su sistema teórico como “un monumento excepcional de la ciencia y el pensamiento del s.XX.
Sin duda es uno de los grandes estudiosos y científicos de nuestra era, pero “Las 10 estrategias de manipulación mediática de Noam Chomsky” no son de Noam Chomsky.
Son del francés Sylvain Timsit, que las enumeró en 2002 con el título original «Stratégies de manipulation». Se convirtieron en virales y fueron erróneamente atribuidas a Chomsky, que preguntado por ellas en el periódico Le Grand Soir, dijo al periodista Jean Bricmont que desconocía el origen de esta lista, que no eran suyas a pesar de que pudieran ser interpretaciones de sus ideas.
En cualquier caso, estas son solo algunas de las estrategias que se emplean para manipular a través de los medios de masas. Son 10 y son sencillas de entender.
DEFINICIÓN DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA
Hablamos de manipulación mediática cuando el emisor crea un mensaje a través de los medios de masas, basado en el conocimiento del receptor y sus circunstancias, con el fin de influir y modificar su actitud o comportamiento en beneficio propio.
Para ello se planifica de forma estructurada mediante una serie de estrategias y tácticas que permitan dirigir a las audiencias hacia un objetivo concreto. Hablamos de manipulación cuando se difumina la línea de la ética en pos de conseguir esa meta.
Gracias a estas estrategias se justifican guerras o crisis financieras, se crean y destruyen movimientos sociales.
En el juicio de cada uno está reconocerlas o sentir su alcance.
10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA
Estrategia de distracción.
Es básica, sencilla de entender y también de ejecutar. Consiste en hacer que el público desvíe su atención de los temas que al promotor de esta estrategia no le interesa que se traten. Hay que dirigir esa atención desde lo importante hacia asuntos que tengan a las masas entretenidas. Para ello, la coyuntura mediática actual es perfecta. Un aluvión de información por todos los medios que distraen al público de interesarse por los verdaderos problemas sociales, económicos y políticos. Con todo el tiempo ocupado por temas banales que no dejen espacio para la reflexión. La posverdad, las fakenews y la telebasura son herramientas al servicio de esta estrategia.
Estrategia de Problema-Reacción-Solución.
Al igual que la primera, esta estrategia de manipulación mediática puede resultar obvia de tan sencilla que es. Consiste en generar un problema y esperar a que la sociedad reclame la solución prevista. Mediante esta estrategia se puede, por ejemplo, legislar en una dirección que de no existir ese problema generado, la sociedad nunca pediría, o podemos aceptar una disminución de los derechos sociales en aras de solucionar ese problema creado. Crisis económicas, aumento de la inseguridad ciudadana u otros eventos pueden derivar en medidas que, de no existir los primeros, jamás aceptaría la población.
Estrategia de la gradualidad.
Seguimos con estrategias de fácil comprensión. Si quieres lograr algo que en principio es inaceptable, puedes partir de pequeños pasos hacia esa meta de manera que la población no es capaz de ver cual es tu objetivo final. Es como un envenenamiento progresivo. Hoy dos gotas, mañana dos más, y así hasta que acabes con el organismo.
Con esta estrategia se puede precarizar cualquier aspecto de la vida social y económica con la aceptación gradual de pequeños pasos. Solo puedes advertir un cambio dramático cuando echas la vista atrás, cuando abres el plano y miras con perspectiva para darte cuenta de dónde estaba la sociedad y dónde está años después. Con la aplicación gradual de medidas, se alcanzan logros que hubieran generado una gran agitación social de haber sido aplicadas de forma súbita.
La estrategia de diferir.
Enlazada con la estrategia de manipulación anterior, la de diferir está basada en el hecho de que es más fácil que la población acepte un sacrificio futuro que uno inmediato. Así, se plantea como necesaria una medida dura y dolorosa. Pero esa medida no es de aplicación inmediata, sino que se pide la aprobación pública actual para su ejecución en un futuro. Se trabaja en dos direcciones:
-Es más fácil conseguir la aprobación ya que el perjuicio no se va a percibir de inmediato, por lo que se cae de manera ingenua en una especie de esperanza en que para entonces todo irá mejor.
-La sociedad va asimilando la medida hasta acostumbrarse, de manera que cuando se hace efectiva ya no levanta reacciones adversas.
Estrategia de infantilizar a la población.
Hay una relación directa entre la infantilización de un discurso y su tono con la intención manipulativa del mismo. El objetivo es eliminar el sentido crítico de la población.
Para ello se emplean personajes y argumentos propios de un público infantil, con la intención de que la sociedad reaccione como lo haría un niño, con la ingenuidad y credulidad propias de los 10 años.
Discurso emocional por encima del análisis racional.
Esta técnica es la base de la posverdad, que apela a las emociones por encima de los hechos objetivos con el fin de modelar la opinión pública, modificar creencias y actitudes sociales.
Mediante un discurso centrado en lo emocional se nubla el sentido crítico del individuo y se accede al inconsciente, donde instalar ideas, deseos o miedos que faciliten nuevos comportamientos. De hecho, el miedo es una de las emociones que mayor capacidad posee para anular el pensamiento crítico.
Mantener a la población en la ignorancia y la mediocridad.
Esta técnica básica es tan antigua como la propia necesidad de controlar a la población. Consiste en concentrar el conocimiento en las elites que manejan a la sociedad. En la antigüedad, donde el pueblo no tenía apenas acceso ni al conocimiento ni a la formación, bastaba con mantener esta información físicamente alejada de la plebe. En la actualidad, aunque es más sofisticado, es en esencia el mismo método. Se fomenta la mediocridad en los medios, alimentando emociones primitivas que permitan adormecer lo racional y reflexivo y facilitar la sumisión.
Esta técnica está directamente relacionada con una calidad de enseñanza pobre, que es el germen de una sociedad futura incapaz de comprender o criticar estas técnicas y métodos de manipulación masiva.
En definitiva, se trata de tener una masa inferior ignorante que pueda ser manejada con mayor facilidad por una elite formada y con recursos.
Hacer una moda de la vulgaridad, la mediocridad y la incultura.
Está directamente relacionada con la estrategia anterior. Ahora ya no solo limitamos el acceso al conocimiento, sino que hacemos ver que esa ignorancia, incultura y vulgaridad son una moda, una tendencia positiva y valorada como tal. Con esta estrategia se da un paso más, se establece una barrera más entre la población y el pensamiento crítico haciendo sentir que el grupo de referencia es el de lo vulgar y mediocre.
No hay más que ver la parrilla televisiva y las tendencias en redes sociales, la complacencia con la mediocridad es absoluta.
Estrategia de autoculpabilidad.
Después de toda esta batería de estrategias llega el momento de señalar al culpable: el propio individuo. Hacer creer a la población que ellos son los únicos culpables de su vida desdichada, por su falta de inteligencia o capacidades, por su falta de esfuerzo. Mediante este sentimiento de culpabilidad inducido el individuo se quita valor a sí mismo y adormece su acción.
Un ejemplo de libro fue la crisis de 2008. Veníamos de una época en la que el propio banco que te daba la hipoteca te hacía ver que eras idiota si no pedías más dinero para un coche, una mejor reforma, etc. De hecho es lo que veías en el resto de tus vecinos. Cuando todo se hundió, la frase fue: “Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”.
De libro.
Conocer a la audiencia mejor de lo que mejor que ellos mismos se conocen.
Este punto es uno de los más importantes, además de configurar los cimientos del resto de estrategias. Conocer hasta el extremo es fundamental si quieres manipular a alguien. Si sabes de su aracnofobia y no quieres que suba al ascensor, es tan fácil como dejar una tarántula en la puerta.
Si hay algo que ha evolucionado exponencialmente es la capacidad para almacenar y procesar información. La era de las redes sociales, el big data, etc. permiten un conocimiento de la población sin precedentes. Así han surgido documentales que ilustran cómo ganar unas elecciones con ingeniería social.
Es la guinda de un pastel que sigue tan vigente como cuando Timsit, no Chomsky, formuló estas diez estrategias de manipulación mediática en 2002.